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Giovanni Rodríguez

~ Escritor. Honduras, C.A.

Giovanni Rodríguez

Archivos de etiqueta: Los días y los muertos

¿Un futuro clásico de la literatura hondureña?

14 domingo Jul 2019

Posted by Giovanni Rodríguez in Reseñas

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Los días y los muertos, Manuel Ayes

La pregunta del título de esta entrada corresponde al título de una reseña de mi novela Los días y los muertos que Manuel Ayes ha publicado este domingo en El Heraldo en una versión corta, adaptada al espacio disponible en el periódico. La que viene a continuación es la versión original de esa reseña, que su autor, al que le agradezco sus palabras, me ha enviado:

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Uno suele escuchar que la literatura hondureña escasea de novelas. Es cierto. No ha sido Honduras el país más comprometido con este género; el otro tema al respecto es el de la calidad, la de aquellas novelas que trascienden por la esencia de sus personajes y las acciones meticulosamente construidas. Es distinto con la poesía, que impera, en logro o intentona, como la elección favorita principalmente de los escritores noveles.

Por supuesto, tenemos las novelas clásicas, que a mi parecer son: Blanca Olmedo de Lucila Gamero de Medina, La guerra mortal de los sentidos de Roberto Castillo, Una función con móbiles y tentetiesos de Marcos Carías Zapata, El árbol de los pañuelos de Julio Escoto, Peregrinaje de Argentina Díaz Lozano y Bajo el chubasco de Carlos Izaguirre.

Los días y los muertos de Giovanni Rodríguez se une a esa tradición de obras exhaustivas. Acreedor con ella del Premio Centroamericano y del Caribe de Novela Roberto Castillo, este escritor santabarbarense nos brinda una grata sorpresa. Su obra posee un estilo fluido, sin ambages prosísticos, y novedoso en Honduras, enriquecido nítidamente por la rapidez de la acción del relato combinada con la digresión reflexiva de las obras que perduran.

Esta novela se ha convertido en uno de los mejores retratos de nuestra Honduras. Destaco de ella esa fotografía de la decadencia contemporánea, en la que sucesos insólitos para otras naciones, merecedores del pánico irrefrenable y la indignación, se han vuelto aquí el pan de cada día: una normalidad enfermiza.

El autor critica, no digo que intencionalmente, poco importaría, esa actitud inverosímil tomando como escenario San Pedro Sula, “la ciudad más violenta del mundo”, en la que las muertes, contadas por docenas, no son nada más que un titular de periódico. Y esto, en López, el personaje principal, desencadena la actitud primordial para la trama: una paranoia, que representa el estado de ánimo de la mayoría de quienes somos conscientes de esta tragedia. Así, entre elucubraciones de personajes complejos como Guillermo Rodríguez Estrada, el joven asesino, y las infidencias del narrador sobre López, Rodríguez desentraña el alma del hondureño actual.

Los días y los muertos nos presenta la vida de unos personajes que por el compromiso creativo han llegado a obtener carne y huesos palpables, personajes que se quedan viviendo con nosotros incluso después de finalizar la lectura, en esas preguntas que persisten y a que nos invitan las buenas obras literarias. Resulta inevitable esculcar en ellos e identificar algunas de las actitudes de los jóvenes actuales, de alguna manera bastante modianescos, según he percibido. Y es que también en ocasiones los personajes de Rodríguez están determinados por la presencia de la misteriosa mujer, encarnada en Mercedes, la Innombrable y sus hermanas prostitutas; la fatalidad de la juventud, hastiada de las implicaciones de una inevitable madurez y las obligaciones de un sistema que aborrecen; los jóvenes enamorados pero desconocidos, unidos por un azar de la noche o de la vida en general; y esos triángulos, o cuadrados o pentágonos amorosos que se construyen y deconstruyen infortunadamente.

También hay esa soledad y el odio al prójimo en Rodríguez Estrada, y la decepción que una mujer fatal puede causar en un hombre, emociones muy evocadoras de lo juanpablocastelesco, que llevan a encontrar la redención en lo que él mismo llama “la confirmación de la culpa”.

López, agobiado por la violencia, incorruptible en su trabajo, sabatianamente solitario, intelectual y capaz de encontrarse a sí mismo cuando creía que su camino estaba ya fatídicamente trazado, es un personaje que debe huir, en un exilio de su residencia que día a día vemos alrededor nuestro, aunque sean más frecuentes las huidas fuera del país; pero se trata de un exilio también de sí mismo, para escabullirse de la violencia que lo amenaza. López figura como esos personajes fuertes que no se olvidan y que traspasan la barrera del tiempo.

Leer el libro constituye una garantía de mantenerse en vilo, deseando avanzar más pronto de lo posible para descifrar lo que se convierte en una caja de sorpresas en los acontecimientos. La trama está acompañada de unas punzantes pero certeras críticas al sistema de justicia, a la literatura hondureña y su devoción por el Boom latinoamericano y con esto último alude a la necesidad de crear mejores historias que nos capturen con su maestría.

Como se lee en la novela, “la realidad se vuelve tu realidad cuando en lugar de ser un observador externo te convertís en participante directo”. La realidad golpeará al lector al enfrentarse con esta obra, en la que no hay ninguna coincidencia milagrosa, sino una determinada por el hecho de vivir en un lugar tan pequeño regido por un único gobernante: la violencia. Esa que, por lo menos, al leer el libro, solo se encontrará en la imaginación.

Raúl Arechavala sobre Los días y los muertos

19 martes Feb 2019

Posted by Giovanni Rodríguez in Reseñas

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Los días y los muertos, RArechavala

Raúl Arechavala ha reseñado mi novela Los días y los muertos en Tercer Mundo:

Lo primero que me llamó la atención en la novela de Giovanni Rodríguez, desde el punto de vista narrativo, fue el hecho de que no estaba frente a una novela, sino ante dos: la de López, en tercera persona, y la de Guillermo Rodríguez Estrada, en primera persona. Esto implica, indudablemente, un enorme esfuerzo estilístico, una gran destreza narrativa, que está muy bien lograda…

Para leer el texto completo, sigan por aquí: Asfixia existencial y la literatura como obsesión.

Nueva reseña de Los días y los muertos

10 miércoles May 2017

Posted by Giovanni Rodríguez in Reseñas

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Los días y los muertos, MGallardo

Mario Gallardo hizo una de las dos presentaciones de mi novela Los días y los muertos en UNAH-VS en abril pasado. Entonces, leyó primera versión de este texto que tituló «Del narrador de la caverna a Los días y los muertos y viceversa», en el que, entre otras cosas, dice que a mi novela le viene bien la etiqueta de lo neopolicial. Les dejo aquí la reseña:

Durante el pasado mes de marzo mi libro de cabecera fue Leer la mente, un esclarecedor ensayo de Jorge Volpi sobre las relaciones existentes entre el cerebro y el arte de la ficción. En las páginas iniciales de su propuesta el escritor mexicano reflexiona sobre el momento en que surgió la ficción narrativa y, novelista al fin, escoge contarnos una historia que ocurre en el principio de los tiempos y tiene como escenario una caverna iluminada por las tenues llamas de una hoguera, donde un vago antepasado homo sapiens salta, mueve los brazos, mientras emite una serie de sonidos guturales frente a un atento público troglodita.

No es fácil advertirlo, pero lo que todos pueden inferir es que horas atrás, mientras buscaba una ruta entre la nieve, se topó con un mamut colosal que le impedía el regreso a la caverna. Heroico, pese al monumental tamaño de la bestia, nuestro hirsuto antepasado, empuñando su hacha de sílice, decidió enfrentarla. De un salto, como si escalara un promontorio, subió a la grupa del mamut y logró asestarle un golpe providencial en un punto débil de su lanudo cuello. La sangre brotaba con profusión mientras el animal barritaba encabritado. Cuando por fin se desplomó sobre la nieve produjo un estruendo, un temblor de tierra. Al terminar la narración sobreviene un silencio entre los trogloditas, pero después se rompe, inundado por risas y algo parecido a los aplausos: la historia, sin duda, les había gustado.

Volpi añade que “el milagro es evidente, pero no radica en el carácter chapucero y vanidoso de la historia, ya que los miembros de la horda han reparado en la falsedad de la aventura, pero ello no les impidió escucharla y, a ojos vistas, disfrutarla, como si cada uno de ellos hubiese sido el verdadero protagonista”. La ficción se inaugura, pues, no cuando el primer humano miente, sino cuando los demás reconocen su mentira y prefieren ignorarla, seducidos por el artificio narrativo.

He tenido que apelar a esta evidente digresión porque nunca está demás volver a reflexionar sobre la esencia de la literatura, sobre la verdadera naturaleza de la ficción narrativa. Y en el caso de la obra que nos ocupa es imperativo ahondar en sus claves narrativas. Porque Los días y los muertos se maneja en un presente lleno de vivencias tan dolorosamente actuales, que bien podría justificarse una lectura referencial que disponga en un segundo plano los elementos literarios para enfatizar su correlato objetivo: la violencia y la inseguridad que campean a sus anchas en el seno de una sociedad atenazada por el miedo.

Pero esta aproximación “realista” a la novela de Giovanni Rodríguez implica postergar sus “valores literarios”, en los que precisamente se afincan sus mayores logros, porque Los días y los muertos en tanto propuesta narrativa va mucho más allá de la simple relación especular con una sociedad en crisis, abatida por los desaciertos de los gobernantes que han creado el caldo de cultivo ideal para la proliferación del crimen organizado en todas sus variantes.

Ganadora del I Premio Centroamericano y del Caribe de Novela “Roberto Castillo”, Los días y los muertos, la segunda novela de Giovanni Rodríguez después de la polémica Ficción hereje para lectores castos, es una incursión en los terrenos de la inseguridad y la violencia flagrante que definen, desde hace un par de décadas, el devenir de los países centroamericanos del llamado “Triángulo Norte” (Guatemala, El Salvador, Honduras). Rodríguez elige a San Pedro Sula, la ciudad más violenta del mundo —según estadísticas de organismos internacionales, pese a que el gobierno hondureño insiste en que “esos índices han bajado” — como ámbito central de la acción novelesca; pero más allá de los tópicos que pudieran surgir de tal escogencia, la trama se asienta definitivamente en la figura de López, el periodista honesto y con ambiciones literarias que un día decide investigar por su cuenta el escabroso crimen cometido por Guillermo, un enigmático joven de 24 años, que apuñaló en el corazón a su amigo Walter, de 19 años, en el estacionamiento de un centro comercial.

En su afán por esclarecer los móviles del asesino, López inicia un viaje a los bajos fondos de la ciudad, y se vale de su relación con la policía para obtener información confidencial, pero luego se ve sorprendido por la puesta en libertad de Guillermo, favorecido por la proverbial torpeza investigativa de las autoridades policiales. Pero este hecho, que hubiese marcado el final de las pesquisas de López, más bien definirá el nuevo rumbo que seguirán las inclinaciones detectivescas del periodista. Rodríguez aquí continúa una línea de reinvención de los usos y costumbres del relato policial en Latinoamérica que viene gestándose desde Osvaldo Soriano, Mempo Giardinelli, Ramón Díaz Eterovic y Paco Ignacio Taibo II hasta llegar a Leonardo Padura y su invención más afortunada: el teniente Mario Conde. Es en esta línea donde se define la real dimensión narrativa de Los días y los muertos, aunque los miembros del jurado también han destacado aspectos tales como su dimensión estilística: “una prosa fluida y bien estructurada”, así como la “notable destreza en la construcción de los personajes, los cuales se nos revelan convincentes y subjetivos”.

La novela de Rodríguez encaja perfectamente en la etiqueta de lo neopolicial, afincada en la proposición de Padura al precisar “su ejercicio de crítica social, aun en tiempos de herméticos juegos posmodernos”. Extremo que cobra validez en Los días y los muertos, donde la noción del enigma pierde fuerza para terminar convertido en mero pretexto para las reflexiones de López, un verdadero outsider que enjuicia al sistema y sus instituciones, pero sin perder de vista el carácter primario de su dilema existencial.

De allí la importancia de los escarceos amorosos de López entreverados en fragmentos cargados de reflexiones sobre la vida y largas parrafadas en torno a sus aspiraciones literarias. Aquí es donde Rodríguez despliega toda una serie de técnicas intertextuales para reforzar el carácter dialógico de su novela: la mise en abyme, el diario personal, narraciones paralelas y la “teoría de la noche”. Este arsenal de recursos obedece a la intención de representar la vida misma, como diría Taibo II, en ese momento cuando ya no importan los héroes y todo redunda en contar historias sencillas de hombres y mujeres comunes: la del periodista López, la tragedia de los amigos Walter y Guillermo, el fatal infortunio de las hermanas Paz.

En Los días y los muertos está clara la premisa esbozada por De Santis en torno a la actual narrativa policial latinoamericana cuando subraya que esta no nace con el crimen “sino con la desaparición del crimen, el borramiento del crimen como hecho moral y aun humano, para que quede solo como problema intelectual, como desafío gnoseológico”. Y este problema intelectual, este desafío implícito en el horror, es precisamente el origen de las pesquisas de López, en el momento en que se impone un deseo casi insoportable por saber, por conocer todos los detalles, por encontrar sentido a los muertos y a los días, aunque en este afán se juegue la vida.

Estructurada como si fuese un juego casi delirante de planos y contraplanos textuales, Los días y los muertos no sólo revela los círculos concéntricos del infierno que son el pan nuestro de cada día en la pretenciosa “metrópoli sampedrana”; además de asumir la condición de incómodo testigo de su época, Giovanni Rodríguez, como el impostado narrador de la caverna, ha urdido un elaborado artefacto narrativo, y a nosotros, auténticos trogloditas del siglo XXI, no nos queda más que celebrarlo.

* Texto leído en la presentación de Los días y los muertos. Biblioteca de la Escuela de Ciencias de la Salud UNAH-VS, San Pedro Sula, Cortés, abril 5 de 2017.

 

Inicio de Los días y los muertos

09 domingo Oct 2016

Posted by Giovanni Rodríguez in Noticias

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Los días y los muertos

ldylmDe la Editorial Universitaria me informaron recientemente acerca de la cercanía de la publicación de la primera edición de mi novela Los días y los muertos, que obtuvo en mayo, por unanimidad, con un jurado calificador compuesto por el salvadoreño Manlio Argueta, el costarricense Óscar Núñez Olivas y el hondureño Leonel Alvarado, el Premio Centroamericano y del Caribe de Novela «Roberto Castillo». Según me han dicho, se están imprimiendo 50 ejemplares en pasta dura con sobrecubierta y otra cantidad de ejemplares en rústica con solapas. Esperemos que esos ejemplares puedan llegar a nuestras manos antes de que termine el año, pues sería bastante desafortunado tener que esperar hasta 2017 cuando todo podía haber estado listo desde 2015, ¿no creen? De cualquier manera, sólo queda esperar que el ritmo de trabajo en la imprenta no sea tan inversamente proporcional al ritmo de nuestros corazones ansiosos.

Y como para que vayamos entrando en materia, les dejo a continuación lo primero que encontrarán en la novela: una nota periodística en el momento de su redacción:

Walter Antonio Laínez Enamorado, de 19 años de edad… Como consecuencia de una puñalada en el corazón en el sitio del corazón murió ayer, alrededor de las tres y media de la tarde, Walter Antonio Laínez Enamorado, de 19 años de edad, tras ser atacado por Guillermo Rodríguez Estrada, de 24 años, en el estacionamiento de un centro comercial de esta ciudad, en lo que, según el reporte policial, pudo haberse tratado de un crimen pasional.

La víctima había llegado, de ocupación auditor bancario, había llegado hasta ese sitio minutos antes acompañado por su novia, cuyo nombre no fue revelado, al parecer con la intención de entrar juntos a ver una película en los cines del centro comercial. Según informó un testigo… Pero los planes de la pareja Los planes de la pareja, sin embargo, fueron truncados por Rodríguez, un exnovio de la muchacha, quien los interceptó a pocos metros de la puerta de entrada al edificio e inició una discusión con ambos, la cual terminó con el ataque un ataque de arma blanca por parte de Rodríguez, según relató la muchacha.

Una vez cometido el crimen… Después de matar a Laínez Enamorado… Un guardia de seguridad cuya identidad tampoco fue revelada por razones de seguridad aseguró haber visto al agresor salir del estacionamiento con “una de sus manos manchada de sangre”, en la que además portaba lo que podría haber sido una navaja, lo cual lo atemorizó por lo que decidió no requerirlo. Fue él quien llamó Luego llamó a la Policía desde su teléfono celular mientras observaba que a unos cien metros de distancia del sitio por donde había salido el sospechoso, éste, absurdamente, decidía sentarse en una acera y después acostarse boca arriba.

La Policía, al recibir el aviso, encontró a éste envió dos patrullas y algunos agentes motorizados para buscarlo iniciar la búsqueda del agresor pero ésta no fue necesaria ya que se lo encontraron desmayado en una acera cerca de la avenida Circunvalación, al lado de un poste del tendido eléctrico, según las indicaciones ofrecidas por el guardia. Semiinconsciente, las autoridades fue trasladado los agentes policiales lo trasladaron a la sala de emergencias del hospital Mario Rivas, en donde fue reanimado por médicos y enfermeras el personal de turno lo reanimó por completo para luego confesar su crimen a la Policía.

Rodríguez fue puesto en guardará prisión preventiva en el Centro Integrado de la Policía en esta ciudad mientras se formalizan los cargos de asesinato en perjuicio de Laínez Enamorado y de intento de asesinato contra la joven que lo acompañaba acompañaba a éste.

Agenda

Presentaciones de Anchuria:

-Sábado 18/Marzo, Guacamaya´s Bookstore, San Pedro Sula, 6:15 P.M.

-Sábado 22/Abril, CCET, Tegucigalpa, en el marco de la Feria del Libro del Redondel de los Artesanos, 6:00 P.M.

-Sábado 27/Mayo, Humboldt-Institut, San Pedro Sula, 6:00 P.M.

-26 al 30/Julio, Festival Internacional de Los Confines, Gracias, día y hora por confirmar.

Foto: Hansy Estrada
Foto: Hansy Estrada

Libros publicados:

Anchuria (2023)
Anchuria (2023)
Las noches en La Casa del Sol Naciente (2021)
Las noches en La Casa del Sol Naciente (2021)
Teoría de la noche (2020).
Teoría de la noche (2020).
Los días y los muertos (2da. Ed. 2018)
Los días y los muertos (2da. Ed. 2018)
Tercera persona (2017).
Tercera persona (2017).
La caída del mundo, 2015.
La caída del mundo, 2015.
Café & Literatura (2012)
Café & Literatura (2012)
Melancolía inútil (2012)
Melancolía inútil (2012)
Ficción hereje para lectores castos (2009)
Ficción hereje para lectores castos (2009)
Las horas bajas (2007)
Las horas bajas (2007)
Morir todavía (2005)
Morir todavía (2005)

En Amazon:

Algunos libros del autor en versión Kindle o impresos en tapa blanda para pedidos desde cualquier parte del mundo en su página de Amazon.

Sobre Los días y los muertos:

https://www.youtube.com/watch?v=cZQdho1DiaI

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Entrevista UTV

https://www.youtube.com/watch?v=G7wDz7TIZig&t=122s

Presentación de LDyLM en Tegucigalpa

https://www.youtube.com/watch?v=380Mb9zgvQY&list=FLK889KMtSxEZ4R9f-ao-PDg

Fallo del Premio Roberto Castillo

https://www.youtube.com/watch?v=H0XU4-6rf0w&t=1s

Ficción hereje para lectores castos

https://www.youtube.com/watch?v=wjfcJoc7EFY

La caída del mundo

https://www.youtube.com/watch?v=BVwALTE8IX8

Café con Shandy

https://www.youtube.com/watch?v=WDAhn1JGDF0&t=111s

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